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Trasplante de ganglios linfáticos promete para linfedema por cáncer de mama, pero la búsqueda de mejor tratamiento continúa.

Para millones de mujeres que han luchado contra el cáncer de mama, un efecto secundario doloroso y debilitante puede persistir durante años: el linfedema, una hinchazón crónica del brazo. Ahora, un estudio innovador de Finlandia ofrece esperanza, demostrando que un procedimiento quirúrgico puede tratar eficazmente esta condición, aunque la búsqueda de un fármaco verdaderamente transformador continúa.

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10 jul 2025 - CLT

El linfedema, una hinchazón debilitante en el brazo, afecta a un número significativo de mujeres después de la cirugía de cáncer de mama, a menudo ocurriendo meses o incluso años después del tratamiento inicial. Si bien la cirugía de transferencia de ganglios linfáticos ha surgido como una opción de tratamiento viable, los investigadores aún buscan fármacos efectivos para mejorar sus resultados. Un estudio multicéntrico reciente de Finlandia exploró el potencial de un factor de crecimiento, Lymfactin, para mejorar este procedimiento, arrojando luz tanto sobre la promesa como sobre las complejidades del tratamiento de esta afección.

El linfedema, una hinchazón debilitante de la extremidad, es una complicación significativa después de la cirugía de cáncer de mama, que afecta a un porcentaje sustancial de mujeres que se someten a la extirpación de los ganglios linfáticos axilares. Este procedimiento, a menudo necesario cuando el cáncer se ha propagado, puede interrumpir la función crucial de drenaje del sistema linfático. Como destaca la cirujana plástica e investigadora principal de InFLAMES, Pauliina Hartiala, de la Universidad de Turku, aproximadamente entre el 20 y el 40 por ciento de las mujeres que se someten a esta cirugía y al tratamiento de radiación posterior desarrollan linfedema. Teniendo en cuenta que alrededor de 2,3 millones de mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de mama en todo el mundo en 2022, el impacto potencial del linfedema es considerable.

La aparición del linfedema puede variar, a menudo apareciendo alrededor de seis meses después de la cirugía, pero como señala Pauliina Hartiala, también puede manifestarse años después. Inicialmente, la afección implica la acumulación de líquido en el tejido afectado. Sin embargo, con el tiempo, esto progresa a la acumulación de grasa y tejido conectivo firme, lo que lleva a una extremidad engrosada y engorrosa. Si bien se utilizan mangas de compresión elásticas para controlar la hinchazón aplicando presión, la gravedad puede escalar hasta un punto en el que impide significativamente las actividades diarias, impactando tanto el trabajo como el ocio.

Afortunadamente, las intervenciones quirúrgicas ofrecen soluciones potenciales para el linfedema. Estas incluyen la liposucción, los procedimientos de derivación linfática y la transferencia de ganglios linfáticos. Este último, un enfoque clave de la investigación reciente, implica la reubicación de los ganglios linfáticos, típicamente del área de la ingle, a la axila para reemplazar los que se extirparon durante la cirugía de cáncer. Este procedimiento a menudo coincide con la reconstrucción mamaria utilizando un colgajo de tejido del abdomen de la paciente, lo que presenta una oportunidad para esfuerzos quirúrgicos combinados.

Un estudio multicéntrico dirigido por Pauliina Hartiala en Turku investigó si la efectividad de la transferencia de ganglios linfáticos podría mejorarse con un factor de crecimiento llamado Lymfactin. Este fármaco, un producto de investigación de Herantis Pharma, fue diseñado para promover el crecimiento y la reparación de los vasos linfáticos. El estudio, realizado en cinco centros de investigación en Finlandia y Suecia, se basó en una extensa investigación fundamental de los profesores finlandeses Kari Alitalo, Seppo Ylä-Herttuala y Anne Saarikko.

El estudio tenía como objetivo comparar el resultado de la transferencia de ganglios linfáticos con y sin la administración de Lymfactin. Participaron treinta y nueve mujeres, de las cuales 20 recibieron el factor de crecimiento linfático inyectado en el colgajo de tejido antes de la transferencia, mientras que el grupo de control recibió solo solución salina (placebo). Aunque Lymfactin había mostrado ser prometedor en modelos animales en combinación con la transferencia de ganglios linfáticos, el estudio en humanos reveló que no proporcionó un beneficio adicional significativo al resultado quirúrgico. Pauliina Hartiala reconoce este resultado y afirma: “Aunque la terapia con el fármaco había funcionado bien en combinación con la transferencia de ganglios linfáticos en el modelo animal, no proporcionó un beneficio adicional suficiente a la cirugía en humanos”.

A pesar del resultado inesperado con respecto a la eficacia de Lymfactin en humanos, el estudio produjo otros hallazgos alentadores. Ambos grupos experimentaron una reducción en el volumen excesivo del brazo durante el período de seguimiento, lo que indica el impacto positivo general del procedimiento de transferencia de ganglios linfáticos. Además, el grupo tratado con Lymfactin mostró una reducción significativamente mayor en el líquido intersticial de la piel en comparación con el grupo placebo, lo que sugiere un efecto localizado potencial del factor de crecimiento.

Crucialmente, el estudio proporcionó evidencia sólida de la viabilidad de la transferencia de ganglios linfáticos como tratamiento para el linfedema después de la cirugía de cáncer de mama. Pauliina Hartiala enfatiza la importancia de este hallazgo, afirmando: “Somos los primeros en demostrar, con un estudio doble ciego, que la transferencia de ganglios linfáticos es un tratamiento viable para algunas pacientes con linfedema después de la cirugía de cáncer de mama”. Más allá de las mejoras físicas, el estudio también destacó un aspecto crucial del bienestar de la paciente: la operación mejoró significativamente la calidad de vida de las mujeres, un hallazgo considerado muy importante por los investigadores.

Trabajando como cirujana plástica en el Hospital Universitario de Turku y como investigadora, la perspectiva de Pauliina Hartiala sobre el linfedema está evolucionando. Está cada vez más convencida de que la afección no es únicamente un problema linfático, sino que también implica un componente inmunológico. Esto sugiere que los factores relacionados con el sistema inmunológico humano pueden desempeñar un papel en la acumulación de tejido conectivo y grasa observada en el linfedema.

Hartiala postula que ciertas células inmunitarias podrían estar involucradas en este proceso. Si esta hipótesis es correcta, la investigación futura podría explorar si la modulación de las funciones de estas poblaciones de células inmunitarias podría ayudar a reducir la acumulación de grasa en la extremidad afectada. Esto abre nuevas vías para comprender y potencialmente tratar el linfedema, yendo más allá de las intervenciones puramente linfáticas. Los hallazgos del estudio dirigido por Hartiala y su equipo se publicaron en la revista Plastic and Reconstructive Surgery, contribuyendo con datos valiosos al campo.

Esta investigación se alinea con los objetivos más amplios de InFLAMES Flagship, una iniciativa de colaboración entre la Universidad de Turku y la Universidad Åbo Akademi en Finlandia. El Flagship tiene como objetivo integrar la investigación inmunológica y relacionada con la inmunología para desarrollar herramientas de diagnóstico y terapéuticas innovadoras para la medicina personalizada. Al fomentar la investigación como la de Hartiala, InFLAMES contribuye al desarrollo de terapias dirigidas adaptadas a pacientes individuales, lo que en última instancia mejora los resultados para afecciones como el linfedema. El Flagship cuenta con el apoyo del Programa Flagship del Consejo de Investigación de Finlandia, lo que subraya su importancia nacional para el avance de la investigación médica.

La transferencia de ganglios linfáticos es un tratamiento viable para el linfedema post-mastectomía, mejorando significativamente la calidad de vida. Aunque un factor de crecimiento (Lymfactin) no demostró eficacia en este estudio, la investigación sugiere una posible conexión entre el linfedema y factores inmunológicos, abriendo nuevas vías para terapias dirigidas a reducir la acumulación de grasa y mejorar los resultados. Investigaciones adicionales sobre el papel del sistema inmunitario podrían revolucionar el tratamiento del linfedema.

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