Ciencia

Vecinos que vuelan juntos.

Olvida la frase “dime con quién andas y te diré quién eres”—una nueva investigación confirma que es una verdad fundamental sobre cómo los adolescentes forman amistades, relaciones románticas e incluso participan en el bullying. Un estudio de la Universidad Northeastern revela que los jóvenes son mucho más propensos a forjar lazos fuertes con aquellos que comparten su género, etnia, religión o nivel socioeconómico.

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9 jul 2025 - CLT

Los adolescentes tienden a gravitar hacia aquellos que comparten orígenes similares, un fenómeno conocido como homofilia. Nueva investigación de la Universidad Northeastern confirma que las amistades y las relaciones románticas tienen más probabilidades de formarse entre jóvenes que comparten características como el género, la etnia, la formación religiosa o el estatus socioeconómico.

Los adolescentes tienden a formar relaciones más fuertes con compañeros que comparten características similares, un fenómeno conocido como homofilia, según una nueva investigación de la Universidad Northeastern. Esta tendencia, observada en diversas culturas y tipos de relaciones, destaca la importancia de rasgos compartidos como el género, la etnia, el origen religioso y el estatus socioeconómico en la formación de la solidez de las amistades, las relaciones románticas e incluso los casos de acoso escolar de los adolescentes. Los sociólogos han reconocido durante mucho tiempo esta segregación dentro de las redes sociales, fácilmente apreciable en entornos como las cafeterías escolares, pero el vínculo entre la homofilia y la solidez de las relaciones permanecía poco claro hasta ahora.

La investigación, liderada por la profesora de Northeastern Cassie McMillan, buscó establecer de forma definitiva si una homofilia más fuerte se correlaciona con relaciones más sólidas. Investigaciones anteriores, incluida la propia obra anterior de McMillan, habían arrojado resultados inconclusos. Para abordar esto, McMillan analizó un conjunto de datos exhaustivo que abarcaba a más de 20.000 adolescentes de entre 9 y 17 años de cinco países europeos: Israel, Inglaterra, Alemania, Países Bajos y Suecia. Este extenso conjunto de datos proporcionó una base sólida para examinar la relación entre las características compartidas y la solidez de los vínculos sociales. Los datos documentaron meticulosamente los orígenes demográficos de los participantes y la naturaleza de sus relaciones, diferenciando entre vínculos fuertes (amistades cercanas, parejas románticas, cónyuges) y vínculos débiles (conocidos).

El análisis de McMillan reveló un patrón claro y consistente: los adolescentes eran significativamente más propensos a formar vínculos fuertes con compañeros que compartían características similares. Este efecto no era simplemente un resultado binario; era aditivo. Cuantas más características tenían en común dos adolescentes, ya fuera el género, la etnia, el origen religioso o el estatus socioeconómico, se esperaba que su amistad fuera más fuerte. Por el contrario, las relaciones definidas por vínculos débiles eran menos propensas a caracterizarse por rasgos compartidos. Este hallazgo aborda directamente la pregunta de larga data de si la homofilia es simplemente una observación descriptiva o un factor causal en la solidez de las relaciones, proporcionando evidencia convincente de lo último.

Curiosamente, la tendencia hacia la homofilia no se limita a las relaciones positivas. La investigación también reveló que se extiende a las interacciones negativas, demostrando que los adolescentes con frecuencia participan en el acoso escolar y expresan disgusto hacia compañeros que comparten características socio-demográficas similares. Este hallazgo matizado subraya la complejidad de la dinámica social y destaca que los rasgos compartidos pueden influir tanto en las interacciones sociales positivas como negativas. McMillan enfatiza que tanto los vínculos fuertes como los débiles son vitales, cada uno desempeñando roles distintos e importantes en la vida social de un adolescente.

Los vínculos fuertes, caracterizados por el apoyo emocional, la intimidad y la interacción frecuente, brindan una asistencia crucial para afrontar los desafíos diarios. Estas relaciones actúan como una red de apoyo confiable durante los momentos de crisis y ofrecen un sentido de pertenencia. Sin embargo, McMillan también destaca el valor único de los vínculos débiles. Debido a que abarcan diferentes grupos sociales y comunidades, los vínculos débiles brindan acceso a una gama más amplia de información, ideas y normas que podrían no estar disponibles dentro de una red densa de vínculos fuertes. Este acceso a perspectivas y conocimientos diversos es esencial para el crecimiento personal y la adaptabilidad.

Las razones subyacentes a esta preferencia por asociarse con individuos similares son complejas y multifacéticas. La investigación sugiere que las personas a menudo se sienten más cómodas interactuando con aquellos que comparten similitudes y experiencias, lo que lleva a suposiciones de comprensión compartida y facilidad de comunicación. Además, las “comunidades hiper segregadas” en las que vive muchas personas limitan las oportunidades de conocer y conectar con personas que son diferentes. Los prejuicios y los sesgos implícitos también juegan un papel en la configuración de las preferencias sociales e influyen en quién elige asociarse.

De cara al futuro, la investigación de McMillan tiene como objetivo profundizar en la influencia de la diversidad en la homofilia racial y étnica. Propone que la relación entre la diversidad y la homofilia puede ser más matizada de lo que se entendía previamente. En entornos altamente diversos, menores niveles de prejuicio y una mayor comodidad para interactuar con personas de diferentes orígenes podrían conducir a una reducción de la homofilia racial y étnica. Por el contrario, en entornos diversos, los individuos pertenecientes a grupos étnicos minoritarios podrían buscar amistades con otros que comparten su origen, brindando un sentido de comunidad y apoyo. Esta próxima fase de investigación promete arrojar más luz sobre la intrincada interacción entre la diversidad, las preferencias sociales y la formación de las relaciones de los adolescentes.

Los adolescentes tienden a formar lazos más fuertes en amistades y relaciones románticas con personas similares a ellos en aspectos como género, etnia, religión y nivel socioeconómico (fenómeno conocido como homofilia). Si bien las relaciones cercanas brindan apoyo emocional, las conexiones más débiles ofrecen acceso a información y perspectivas diversas. Comprender estos patrones es fundamental para navegar las dinámicas sociales y promover entornos inclusivos, e incluso podría motivarnos a buscar conscientemente conexiones más allá de nuestro círculo inmediato.

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